Viene todo este preámbulo para intentar poner al lector en un lugar complicado: un encierro. Intento explicarme. Nunca he estado en la cárcel, y creo que no sobreviviría a una experiencia de esa clase. Si pasar un solo día en casa, o estar en una simple habitación con todas las comodidades me puede producir posiblemente la histeria, que me suba por las paredes en sentido ni siquiera figurado, a mí, que me considero equilibrado, les invito a intentar, sólo intentar, ponerse en el lugar de alguien que es condenado a prisión, por poco o mucho tiempo, en una celda de dos por cuatro metros cuadrados, con una hora de salida a un patio, al día, y vuelta al "bote", eso en unas condiciones que nos cuentan los guionistas de películas. Dramático, no?
Si hablamos de una condena larga o una cadena perpetua, la situación se me va de las manos. El tiempo encerrado puede producir un daño en la mente de cualquier persona irreparable. Teniendo una bomba viviente en la calle (si ha sido liberado) de la que no me gustaría estar cerca. ¿Cómo se imaginan una prisión de la que muchos hablaron, como el cautiverio de Cervantes en Argel, la vida de un galeote en el Mediterráneo o ser vendido como esclavo en alguna plantación de algodón, por poner un ejemplo en la mente de todos? Homo homini lupus (el hombre es un lobo para el hombre) decían los romanos cuando ya la esclavitud era una moneda de muy mal cambio para el que recibía esa categoría humana. ¿Qué puede sentir un juez cuando manda a prisión a un hombre que ha robado para alimentar a los suyos?
¿Dormirá bien? No le envidio ni la profesión ni los emolumentos que pueda recibir. Yo no sería capaz de cobrar nada por haber mandado a alguien a pasar una temporada a la sombra. Y no estaría tranquilo el resto de mis días siempre esperando una venganza que no iba a admitir ningún tipo de piedad. Inocente o no el condenado.
No tendría valor (ahora y en mis circunstancias) pero creo que una sentencia de muerte - aquí te pillo y aquí te mato- puede ser infinitamente más fácil de llevar a cuestas en la mente que haber encerrado a alguien por un tiempo considerable. ¿Opinan Ustedes lo mismo? Y no me cuenten eso de que la vida es de Dios, etc. No voy a la Iglesia y he desconfiado siempre de los "comerciales" de la Iglesia de Roma, los que yo he conocido. Nada de lo que decían estaba claro. Tampoco predicaban con el ejemplo. Gentuza.Antón Miralles
Bilbao, 1954. Resultó ileso tras pasar más de diez años en un colegio de jesuitas, la mili obligatoria en el moro, un par de decenas de años en la banca y otro decenio en varias profesiones honestas. Deportista voluntarioso, lector empedernido, viajero entusiasta, melómano -rock setentero principalmente- y ateo gracais a Dios. Dni a parte, el único carnet que ha llevado alguna vez ha sido el de socio del Athletic Club de Bilbao. Integrante de los tristemente célebres "cinco millones", ha comenzado a escribir para labrarse un futuro próspero y recolectarse algo de "fondos" para la vejez, que está a la vuelta de estas páginas. Su único propósito es entretener, dice. Las obras maestras ya las han escrito otros.
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